lunes, 3 de febrero de 2014

Anillamiento en la Marjal de Pego

Tal y como adelanté en la crónica sobre el censo de aves marinas, me han brindado la oportunidad de hacer una colaboración también relacionada con las aves. Pues bien, el pasado jueves 30 de enero acompañe a Pau, anillador experto del grupo de anillamiento Pit-roig, y a Rafa (aficionado pajarero) a una jornada de anillamiento en la Marjal de Pego.

Como estoy comprobando con todas las actividades científicas que involucran a nuestros colegas con plumas, tocó madrugar bastante. A las 6:20 ya estábamos de camino, aún bajo el manto nocturno, hacia la estación de muestreo. Esto es así porque las redes, con las cuales capturamos a las aves que vamos a anillar, tenían que estar montadas antes que el primer rayo de sol diera paso al día. ¿Por qué? Bueno, eso es porque en las primeras horas de la mañana las aves empezarán a moverse en busca de alimento, pero la luz no será lo bastante intensa para que las aves puedan ver fácilmente las redes. Estas, se colocan de forma vertical usando unas varas de metal. De esta forma creamos un "muro" contra el que las aves chocan en vuelo quedando atrapadas (son conocidas como redes japonesas).




Una vez puestas las redes, son revisadas cada hora (para que la jornada se considere válida las redes han de estar puestas al menos 2 horas). A las aves que caen en la red se las anilla y se toman medidas tales como ancho del ala, longitud de la cola, índice de músculo y grasa, peso, edad... Vamos, que cuando es liberado, el pájaro queda fichado y con DNI.

Recuerdas que antes dije que al menos había que tener las redes 2 horas para que los datos fueran válidos ¿Verdad?. Cerquita estuvimos de tener que desistir, recoger las redes y volver a casa. Aquella mañana el viento era muy fuerte y esto tiene 2 inconvenientes:

  • El primero es que dificulta que las aves caigan en las redes. Cuando el viento es intenso las aves vuelan menos (sobretodo las de menor tamaño más sensibles a las rachas de viento) y además el viento mueve las redes haciéndolas más visibles.
  • El segundo y más grave (la verdadera razón por la que casi desmontamos la paraeta) fue que las aves que habían caído en las redes estaban enredándose mucho más de lo habitual, dificultando el poder liberarlas. En cuanto consideramos que la integridad física de nuestros emplumados amigos podía peligrar, pensamos en parar.
Un verdadero fastidio para mi primera jornada de anillamiento, pero completamente comprensible. Pero cuando ya me había hecho a la idea y habíamos cerrado las redes, el viento amainó. Con lo cual, pudimos volver a abrirlas y continuar la jornada hasta las 12:20. Al final del día las especies que anillamos fueron:

Hembra de escribano palustre (Emberiza schoeniclus
Mosquitero común (Phylloscopus collybita)

Buitrón (Cisticola juncidis)

Petirrojo europeo (Erithacus rubecula)

También cayó un ruiseñor bastardo que no se dejó fotografiar porque en cuanto le tomamos los datos se escapó. Por suerte Google es poderoso y la Wikipedia con sus fotos Creative commons me permite que os enseñe una foto de esta especie (por hacernos una idea)

Ruiseñor bastardo (Cettia cetti)

Adicionalmente al anillamiento, durante el tiempo que restaba para la siguiente revisión de las redes, dimos una vuelta de pajareo por la marjal donde pude ver gran cantidad de especies asociadas a estos ambientes. Como no quiero extender más este post dejaré para otra entrada una jornada de pajareo por la Marjal de Pego que os digo ya que no tiene desperdicio.





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